Un cubano que quiere debatir abiertamente la realidad. Un cubano que acepta que puede no tener la razón absoluta. Un cubano que, si opinas distinto, no te va a gritar "estás totalmente equivocado!''. Un cubano que sabe que el tango, el pisco, el guacamole y muchísimas otras cosas, no son cubanas. Y, sobre todo, un cubano que ama a CUBA.