lunes, 23 de julio de 2012

Oswaldo Payá no descansará en paz... por ahora



Oswaldo Payá hace la "L" con la mano derecha, símbolo del Movimiento Cristiano Liberación que fundó y fue su Coordinador Nacional hasta su muerte el domingo 22 de julio, cerca de Manzanillo, en Granma, ocurrida en extrañas condiciones todavía sin aclarar por La Junta Militar golpista de Cuba.



Por: Roberto A. San Martín

 Oswaldo Payá, el gran hombre y patriota que yo conocí, y cuya sensillez lo hacía no destacar entre los que lo rodeábamos atentos a sus palabras, tan claras como él, tan poderosas, por no querer brillar inutilmente, como él y tan necesarias para Cuba, como él; ese NO SABE DESCANSAR EN PAZ.
   La vestidura que usó en su viaje por la vida humana que acaba de terminar dramáticamente, si puede descansar en la tierra donde se mezclará con ella para volver a ser vida nuevamente aunque sea de otra forma. Pero EL, no puede descansar en paz porque su sueño aún no está cumplido.
  La Patria que lo dio a luz sufre bajo la más horrible represión desde hace más de medio siglo, bajo el mando de una Junta Militar que tomó el Poder por la fuerza en el propio año 1959 con una asonada militar que no fuimos  capaces de advertir y que eliminó a los verdaderos líderes democráticos del país, separándolos del gobierno cuya legalidad nacía de la Revolución misma, que es “fuente de poder” -como al presidente, Dr. Manuel Urrutia Lleó; al primer ministro, Dr. José Miró Cardona y a la mayoría de su gabinete compuesto, entre otros, por Raúl Chibás Rivas, ministro del Tesoro (exiliado); Manuel Ray Rivero ministro de Obras Públicas (exiliado); Humberto Sori Marín, ministro de Agricultura (fusilado); Elena Mederos Cabañas ministra de Bienestar Social (exiliada). 
   Ellos eran los integrantes “legales según los principios de derecho” del Gobierno Revolucionario que nació de la revolución popular que derribó al dictador Fulgencio Batista y Zaldivar y fueron derrocados como Ejecutivos y obligados al destierro, a la cárcel -como el Comandante Hubert Matos Benítez, jefe militar del Camaüey-  o fueron asesinados luego de procesos ilegales, más que sumarímos, o desaparecidos de formas muy extrañas y sospechosas aún hoy, como el comandante Cienfuegos.
  El Gobierno Revolucionario, fue derrocado en la noche del 17 de febrero de 1959, luego de que se celebró una reunión en Columbia bajo el mando de Fidel Castro y donde sólo estuvieron los otros golpistas: su hermano Raúl, El Che, y Camilo Cienfuegos, quien ellos pensaban que los secundaría sin oposición y que luego según narra Matos en su libro era “la imagen de la derrota” más que el Jefe del Ejército Rebelde, "un hombre cabizbajo y confuso" cuando fue a tratar de explicarle que F.C. había ordenado su detención.
  Contra esos golpistas que hoy dirigen la Junta Militar en que convirtieron al Ejecutivo democrático luego de su GOLPE DE ESTADO que culminó con el discurso del ya jefe de todo F.C. el 26 de julio de 1959 en la Plaza Cívica, luchamos desde hace más de medio siglo los verdaderos revolucionarios en Cuba que no somos disidentes, ni traidores. Los disidentes, traidores y enemigos de la Revolución Popular de 1959, son los hermanos Castro (y no me refiero al dúo musical) y los esbirros y asesinos que los siguen a cambio de privilegios y estrellas llenas de sangre mártir sobre los hombros. 
    La presentación del acto por el 26 de julio en 1959 estuvo a cargo del, por entonces, desconocido comunista Osvaldo Dorticós Torrado que había sido impuesto como presidente decorativo por los golpistas, y la hizo diciendo entonces -quien luego se vio obligado a suicidarse siendo ministro de Justicia, años después: "Compañeras y compañeros, en el momento más emotivo de mi vida, puedo hoy en día, como Presidente de la República, anunciar a todos que el compañero Fidel Castro, debido a su mandato, se ha comprometido a regresar al puesto de Primer Ministro”.
   Entonces, en una larguísima perorata F.C., comenzó a justificar el golpe de Estado que derrocó al verdadero Gobierno Revolucionario y aclaró que él había aceptado el cargo: "debido a que la gente sabe que yo no estoy interesado en cargos públicos y que no voy a sacrificar ni un ápice de los intereses nacionales que es mi sentido del  deber, como han hecho todos los primeros ministros del mundo, para mantenerse en el poder” . Y siguió diciendo: "La gente no exigiría el regreso de un hombre que es un ambicioso y que sólo está interesado en su puesto, ya que nuestro país está cansado de hombres ambiciosos, de hombres incapaces de sacrificarse por los intereses nacionales. La gente no apoya un gobierno sin razón, un pueblo no apoya a los líderes sin razón''. 
    Y yo opino lo mismo, y Oswaldo Payá opinaba los mismo desde que fundó en el Cerro una verdadera alianza civilista defensora de los principios básicos de la Revolución de 1959 y que tenía legalmente incluso el derecho "a la rebelión" -según el principio de derecho internacional- porque quienes estaban y están en el poder en Cuba desde el 17 de febrero de 1959 no son más que una recua de militares golpistas.
    Pero, no fue una rebelión armada lo que nació al fundar esa organización que hoy se conoce en todo el mundo como Movimiento Cristiano Liberación -y que no tiene NADA que ver estructural, ni ideológicamente, con quienes dirigen la jerarquía de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, en el país-  nació bajo los principios más elementales de la legalidad y  cuestionando a la Junta Militar "desde los artículos de la Constitución que ellos mismos habían escrito e impuesto en 1976 al pueblo cubano".
  Era una forma nueva de oponerse, de luchar contra la tiranía, de presentarle al pueblo y al mundo la realidad por la que se habían mantenido en el Poder desde -por ese entonces hacía casi cuarenta años y hoy más de medio siglo- los que se presentaban como revolucionarios al servicio del pueblo.
  Eso fue lo que marcó a cada uno de los que integramos -a cualquier nivel- el Movimiento Cristiano Liberación y como “blancos enemigos” (C/R, dicen ellos) y claro está, a Oswaldo Payá Sardiñas en particular quien, desde entonces protestaba porque sus familiares, sus compañeros y todo el que lo conocía- le pedían que se cuidara porque temían que había sido marcado para morir.
   Pero la Junta Militar no se atrevió a hacerlo bajo el mando de Fidel Castro, no porque el jefe de todo estuviera en contra, sino porque estaba a favor de mantener la imagen del Fidel Castro que él había creado con la ayuda de la izquierda mundial, sus "compañeros de viaje", la poderosa y despistada prensa norteamericana, y los "revolucionarios" y millonarios artistas de Hollywood. Había, pues, que esperar.
   Payá no sabía esperar. Más de una vez se recogieron los miles de firmas que la "Constitución de 1976" exigía para ser modificada. Y más de una vez fueron quemadas y destruídas las planillas firmadas. Se atacó la "casita del Cerro" que se dejó por muchos años con las marcas y las pintadas -que los acusaban a ellos, más que a nosotros- de “gusanos contrarrevolucionarios’’.
    Pero el dirigente revolucionario de la lucha por una Cuba libre y democrática, no se rindió. Y un día (cuando no lo esperaban) los sorprendió en la propia sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular, junto a Tony Díaz, cargando las "miles de firmas que el pueblo REVOLUCIONARIO había vuelto a firmar para sacar a los CONTRARREVOLUCIONARIOS GOLPISTAS de la Junta Militar que mandan en Cuba desde el 17 de febrero de 1959 y no pudieron evitar que se conociera porque la prensa extranjera publicó las fotos que le dieron la vuelta al mundo.
    Esa valentía del MCL que no se rendía luego de que 48 de sus dirigentes fueran puestos presos en la brutal recogida represiva de La Primavera Negra, primero, y condenados a largos años de cárcel después, indicaba que había nacido un líder que podía derrocar a la Junta Militar golpista.
   Oswaldo tenía que morir o terminaría derribándoles del poder sin un sólo disparo, sin un acto de terror, sin ninguna acción ilegal (ni siquiera para ellos) porque aprendió -y nos enseñó- a actuar dentro de la llamada "Legalidad Socialista" para usar cualquier resquicio que encontráramos a fin de mantener y hacer crecer la lucha. 
   El ecuanime dirigente del pacífico Movimiento Cristiano Liberación era, quizá, el enemigo a quien más temía la tiranía.
   El 30 de diciembre del 2011 Oswaldo Payá y el Movimiento Cristiano Liberación retaron a la Junta Militar como nadie lo había hecho antes al publicar el documento "El Camino del Pueblo".
En el 2012 Cuba está lista para los cambios políticos que la llevarán a La Libertad que ha buscado más de medio siglo, es la síntesis de la declaración.
   Oswaldo, al estampar su firma, sabía que firmaba su sentencia de muerte y el general de Ejército que es hoy el jefe de la Junta Militar que tiraniza a Cuba, dio la “orden operativa”; porque la orden inicial ya la había dado su hermano mucho antes, cuando se fundó el MCL. 
   Y ¿por qué ahora? 
   Por miedo al poder de las palabras. Ese documento firmado el 30 de diciembre del 2011, comienza diciendo:  
"El proceso hacia la tolerancia, el respeto y la reconciliación entre cubanos, aunque avanzará mucho más, es ya una realidad, un signo de liberación del miedo, de rencores y de odios y también signo del espíritu de reencuentro entre hermanos que se levanta por encima de las barreras instaladas desde hace tanto tiempo''.
   Y eso es una afirmación más peligrosa que un toque a degüello de los solían dar los primeros mambises de nuestra historia. 
    Ese último documento se cierra con un párrafo que es la confirmación de que seremos Libres -y, como les digo siempre que hablo de estas cosas con "L" mayúscula que es el signo conque nos saludamos los revolucionarios en Cuba. Porque NOSOTROS somos los revolucionarios, los que estamos fabricando un cambio hacia el progreso, ellos son LOS DISIDENTES DE LA REVOLUCION DE 1959 y quienes la traicionaron al dar un golpe de Estado contra su Gobierno legal el 17 de febrero de 1959.
    Ese último documento firmado por Payá dice así:  
    “Porque queremos ser ciudadanos y no siervos, hermanos libres y no objetos unidos por cadenas, pueblo soberano que decida y no masa que escucha, aplaude y sufre”.
  “En el documento El Camino del Pueblo muchos de los movimientos democráticos cubanos hacemos una propuesta de Hoja de Ruta para el Cambio. Ahora, en el 2012, para la profundización de la reconciliación, para la realización de los cambios económicos equitativos y no excluyentes, para la democracia y la libertad realizamos esta propuesta. Los 5 cambios políticos aquí mencionados son los pasos a dar en este camino, que no se imponen, sino que son el fin de las imposiciones, son la liberación y para eso, los cubanos, ya estamos listos.''
   A mis hermanos cubanos, donde quiera que estén no dejemos que estas últimas muertes (la de Harold Cepero y la de Oswaldo) se olviden. Deben ser un toque arrebato, como el que dio Carlos Manuel de Céspedes (por cierto, así se llama el hospital donde llevaron su cadáver) en su finca La Demajagüa, en Manzanillo en 1968, la ciudad cerca de la cual fueron asesinados por la tiranía.
Este trágico suceso tiene que ser una llamada al corazón de cada uno para que se libere a si mismo del Miedo conque nos han paralizado por más de medio siglo y se haga libre.
  La libertad es una condición natural del hombre, nadie tiene que dárnosla y nadie puede quitárnosla.  Si mañana salimos a la calle consientes de esta verdad, ese conocimiento nos irá haciendo fuertes y ellos serán más débiles porque el MIEDO los hace paralizarse, estremecerse y caer finalmente.  
   Cada uno de nosotros tiene que encontrar su propia acción que realizar, buscar sus seguidores para organizarla y llevarla a cabo.
    No enterramos a Oswaldo ni a Harold, la tiranía nos los ha sembrado en nuestros corazones y ahora tienen que temblar, porque -como las semillas- ahora no se ven, pero están creciendo y nadie podrá dejar de verlas cuando florescan para celebrar la Libertad como nos enseñó Payá y, entonces, sólo entonces, Oswaldo y Harold podrán descansar en paz.
  ¡Porque hoy están vivos y creciendo en cada uno de nuestros corazones!